La Emilia y sus barrios cumplen 121 años

  Hace 121 años atrás, en una zona escasamente poblada del Partido de San Nicolás, una familia de inmigrantes españoles compuesta por Leodegario y Quintin Córdova que eran hermanos y la esposa del primero Emilia Benito, ponían en marcha un precario establecimiento textil, con un par de rudimentarias máquinas.

  Vinieron de la localidad de Arrecifes donde en una esquina de esa localidad poseían un almacén de ramos generales. Fue Quintín Córdova quien conoció unos meses antes el lugar; ruinas de un viejo molino harinero propiedad de Bartolomé Sívori.

  A su alrededor pasaba el Arroyo del Medio y un salto de agua le otorgaba la posibilidad de uso de la energía hidroeléctrica

   Y así fue. En un par de carretas, llegaron para transformar definitivamente la fisonomía del lugar.
Era una época dónde prácticamente no existían fábricas textiles en la Argentina. Hubo un intento décadas antes en la ciudad de Buenos Aires, pero fracasó frente a la oleada de productos textiles importados principalmente de Inglaterra.

 Sin embargo ellos apostaron al desarrollo local, autóctono y soberano. Con apenas un puñado de obreros casi todos inmigrantes españoles, comenzaron la producción textil el 2 de Octubre de 1892.

 Anunciaron su establecimiento en la Municipalidad de San Nicolás y procedieron a alambrar el perímetro de su propiedad.

  Conforme pasaron los primeros años, se fue poblando el acceso principal, con viviendas de su propiedad pero ocupadas por los obreros de esta empresa.

 Plantaron el famoso monte de La Emilia con la finalidad de proveerse de leña para las calderas encargadas de producir el vapor necesario para el tratamiento de la lana. Y fueron uniendo las distintas secciones de producción, de manera que con los años ingresaba la lana cruda y salía la tela confeccionada con altos niveles de calidad.

 La necesidad de educación para sus hijos y los de sus obreros hizo que la familia Córdova fundara la Escuela Primaria Nº 18, muy cercana a la fábrica. Luego vino el Club Atlético La Emilia para promover el deporte y el esparcimiento en las horas libres.

 La localidad siguió creciendo. Llegaron las primeras inundaciones pero eso no doblegó el espíritu de lucha de sus habitantes que comenzaron a conocerse en la zona como “pañeros” por la fábrica de Paños e Hilados de la familia Córdova.

 Vinieron diversas enfermedades como la fiebre amarilla, el cólera y otras que tampoco desalojaron de sus viviendas a una comunidad en la cual los inmigrantes originales (patrones y obreros) ya tenían hijos y comenzaban a tener nietos.

 La fábrica trazó un camino pavimentado para sacar el amplio volumen de producción y ante la ausencia de repuestos para sus maquinarias, instalaron un gran taller mecánico para fabricarlas.

 Sus productos textiles ganaron mercados en Europa incluso en Inglaterra donde confeccionaban los famosos casimires.

 Una gran Obra Social se inaugura en su cincuentenario de vida (1942), con un gimnasio con piso de parquet único en la zona, un Bowling, canchas de tenis, pileta de natación olímpica, bochas, pelota a paleta y un gran cine teatro con capacidad para 1500 personas por el cual pasaron las grandes orquestas y famosos artistas de la época.

  También un circuito automovilístico y una hermosa playada como balneario local. Y no faltaba el aspecto espiritual con la erección de la Parroquia del Perpetuo Socorro.

 A la orilla del nuevo camino a San Nicolás (ya que el viejo fue reemplazado a raíz de las inundaciones existentes) surgieron pequeñas viviendas de obreros. Surgían así los barrios de Villa Campi, Riccio y Canto que se sumaba al existente de Villa Hermosa o La Papelera (en alusión a la antigua fabrica de papel incendiada a principios de los 20’)

 En su historia hubo enfrentamientos, desavenencias y distanciamientos, pero los que se quedaron allí siguieron luchando a pesar de los desastres naturales, de la quiebra de su única fuente laboral y de la distancia y olvido de sus gobernantes.

 Pasaron grandes personas por su historia. Fundadores, directivos textiles, obreros, deportistas, artistas, escritores y vecinalistas. La historia de La Emilia se escribe en cada momento, porque si hay algo que la distingue es una propia y reconocida dinámica de querer avanzar aún cuando las circunstancias no le son favorables.

 La Emilia tiene el desafío hoy, de correr mentalmente el cartel de Bienvenidos que marca el ingreso a la parte antigua del poblado. Hoy crece a ritmo acelerado y los barrios se acercan unos a otros perdiendo casi su distanciamiento y originales límites.

 Se levantan viviendas, se asfaltan calles, se construye un nuevo porvenir. Y en cada esquina, vieja casona o recodo del arroyo, vive el recuerdo de quienes precedieron a la generación actual y que hoy festeja un nuevo aniversario de la localidad.

La Emilia y sus barrios cumplen 121 años

2 de Octubre de 1892 – 2 de Octubre del 2013
Por Ricardo Darío Primo
ricardodarioprimo@hotmail.com

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